jueves, 9 de diciembre de 2010

La Floresta: descripción

Balneario ubicado en el km. 54 de la ruta interbalnearia, en las costas del Río de la Plata, entre los arroyos Solís chico y Sarandí y los balnearios Parque del Plata y Costa Azul.

Un poco de historia...

Es la 23° Sección Judicial del Departamento. La Sociedad anónima La Floresta S.A., obra del Sr. Miguel Perea, influenciado por una visita que realizó en 1909 inició la compra de terrenos y la plantación de pinos y eucaliptos en las inmediaciones de la Estación Ferroviaria Mosquitos (actual Soca). Luego la sociedad se dedicó a la venta de terrenos en el balneario de 3 Km. de playa. En 1912 se levantó el Hotel La Floresta donde veraneaban familiares montevideanos y canarios. En diciembre de 1940 la ley 9.974 lo declara centro poblado y el 3 de diciembre de 1969 es declarada ciudad. La Floresta se une con Soca a través de la ruta 35, y es en 1974 que se instaló el liceo.
Los lugares de veraneo que cuentan con bellezas naturales son muchos, ya que esa característica del paisaje es la que los hace, precisamente, sitios de vacaciones. No todos, sin embargo, unen a esos recursos naturales la impronta que surge de la tradición. La Floresta es uno de ellos...
Sus playas de acogedoras arenas y sus límpidas aguas, puestas a cubierto por los cercanos bosques, han sabido recibir a los veraneantes desde hace décadas. El casino y el edificio que todos llaman "el hotel", con su característica arquitectura de balneario, ha encantado las miradas de los visitantes que llegaban a La Floresta siendo jóvenes y que hoy, ya abuelos, continúan arribando con fidelidad de enamorado. Durante el día las playas dan la oportunidad de un baño de mar y sol, verdaderas razones de ser del verano; las noches ofrecen la posibilidad de acercarse hasta el Casino, una de las salas de juego de más larga trayectoria del país, y jugar unas fichas a esa corazonada, buscando la fortuna.
Pero las noches son también ideales para una caminata. Si se tiene la suerte de que exista la luna llena, la playa se abre ante los pies del visitante con prodigación y generosidad. Si por el contrario, la fase lunar está menguando o creciendo, y con la complicidad de pequeñas nubes dibuja caprichosas formas que parecen copiadas de algún cuadro de Cúneo, las calles cercanas al centro deben ser el lugar elegido para la caminata.
La zona donde está la pequeña iglesia local, sin embargo, adquiere su verdadero encanto por las tardes; las sombras se dibujan en las veredas verdes, el diseño urbano muestra un preciosismo que recuerda los mejores balnearios europeos, y las construcciones añosas pero bien conservadas justifican la frase de nuestro título: La Floresta, la tradición del verano. Caminar entonces, en dirección a una de las heladerías, o de regreso a casa luego de degustar una deliciosa comida, es parte de los placeres del veraneo en La Floresta.

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